CINCO HORAS CON MARIO
Estamos en marzo de 1966. Carmen acaba
de perder a su marido Mario de forma inesperada. Una vez que las visitas y la
familia se han retirado, ella sola vela durante la última noche el cadáver de
su marido e inicia con él un monólogo-diálogo en el que descubrimos sus personalidades y los conflictos de su
matrimonio. También reproduce una crítica hacia la sociedad del momento
instando al lector a posicionarse en contra de Carmen.
Características de la obra
El núcleo de esta narración lo constituye el soliloquio de Carmen, el monólogo (o monodiálogo) de una conservadora mujer de
clase media alta junto al cadáver de su marido Mario, catedrático de instituto
y comprometido periodista e intelectual. A través de los recuerdos de su, en
muchos aspectos, insatisfactoria vida en común, Delibes recrea la España provinciana de la época, los problemas de la falta de comunicación en
el matrimonio, así como el conflicto de las "dos Españas". La obra
consta de un prólogo, un núcleo central de veintisiete capítulos (el monólogo
de Carmen) y un epílogo. Cada uno de estos capítulos del núcleo central
comienza con una cita bíblica, pasajes que Mario
había subrayado en su Biblia de cabecera. Partiendo de estas citas, Carmen va
desgranando sus pensamientos, haciéndole a su marido continuos reproches por su
integridad moral y falta de ambición, que han impedido que alcanzaran el
reconocimiento y estatus social que ella ambicionaba para su familia, así como
por su actitud de superioridad y frialdad hacia ella. Relata cómo se hicieron
novios, cómo acabaron casándose y otros recuerdos que revivirá durante las
cinco horas en las que vela el cuerpo de su difunto marido. El lenguaje
coloquial y el desorden temporal son consecuencia del carácter de "flujo
de conciencia" que tiene la narración, y contribuyen a hacerla más
verosímil.
Menchu y Mario
Cinco horas con Mario es un retrato de
dos personajes, realizado, podríamos decir, de modo involuntario por uno de
ellos, Carmen, o Menchu, que se define a sí misma y a su marido a través de su
larga parrafada. Con ella, Delibes pinta un cuadro acabado (y despiadado) de la
mujer burguesa conservadora de su tiempo. Menchu es clasista, rinde culto a las
apariencias, envidia la prosperidad material de sus vecinos y prefiere más
comodidades a más hijos, al tiempo que hace ostentación de decencia y piedad.
Por el contrario, Mario es un idealista que dedica tiempo a la filantropía, se
priva de un coche por solidaridad con los pobres, quiere ser generoso en su
descendencia ("no seamos mezquinos con Dios", le repite a Carmen) y
no alardea de sus virtudes: "Fue por timidez", dice cuando Menchu le
alaba que no aprovechase las ocasiones de ser promiscuo. Al final, Menchu se le
acaba sincerando en una especie de "acto de contrición" por sus
propias imprudencias.
El cuadro, como puede verse, peca
de maniqueísmo. Pero quizá sólo en
apariencia: algunos intérpretes intentan "salvar" a Menchu achacando
a Mario cierta despreocupación de sus deberes conyugales por atender a su
filantropía. Un punto de incomprensión hacia su mujer, quizá, que ella nos deja
ver cuando nos lo retrata lacónico y depresivo.
Teatro
En noviembre de 1979 se
estrena la versión teatral. La producción es de José Sámano y la dirección de Josefina Molina, quien en 1981 rueda la
película Función de noche, inspirada
IGNACIO-2019













