En
el año 19 a. C., tras doscientos años de guerra
de conquista, Augusto
ter- minó con
las últimas resistencias de astures y cántabros. Comenzó
entonces un largo periodo
de paz en el que se produjo
la unificación política
del territorio peninsular, la imposición de la Lex romana, la multiplicación del mo-
delo ciudadano y la absorción de las élites indígenas que gobernaban en nombre de Roma y propagaban su cultura. Hispania quedó definitivamente
integrada en el Imperio Romano.
PODER Y SOCIEDAD
El
discurso de la Hispania romana
comienza con la presentación de los ele- mentos que Roma utilizó para
consolidar su dominio sobre los territorios conquistados e integrarlos en la nueva estructura del Imperio. Siete piezas
simbolizan cada
uno de esos
aspectos: la ley, el ejército, las
infraestructuras, las nuevas tecnologías, la lengua, la religión y la moneda.
La explotación de los recursos
naturales de Hispania fue el objetivo de la conquista romana y una
indispensable fuente de riqueza para
el Imperio. Las principales actividades se muestran en la vitrina
de la derecha: la minería,
la agricultura intensiva del trigo, vino y aceite,
y la explotación de los recursos
marinos.
La
sociedad hispanorromana, representada a través de retratos de hombres
y mujeres, era un complejo
mosaico en el que convivían poblaciones indígenas con gentes venidas de otras zonas del Imperio.
Los pactos de hospitali-
dad y las relaciones de patronazgo establecidas entre ellos facilitaron la convivencia. En la vitrina
se muestran algunos documentos legales en bronce que sellan estos acuerdos.
LA CIUDAD HISPANORROMANA
La
ciudad es la base de la organización territorial y administrativa de Hispania. Se rige por leyes, como las de Osuna y Salpensa, y otras normas
legales que se exponen
en placas de bronce a la vista pública.
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| LUCIO VERO |
JUEGOS Y ESPECTÁCULOS
Los espacios dedicados al ocio, teatro, anfiteatro, circo y termas, y las actividades
allí desarrolladas se presentan en esta área. Representaciones escénicas,
juegos gladiatorios y carreras de caballos son un medio de promoción de
las elites ciudadanas y de control de las masas populares. Se ofrecen de forma
regular y gratuita en honor del emperador o de los dioses. Gobernantes y
miembros de las clases altas los financian y organizan para promocionarse y
justificar su posición privilegiada.
LA CASA
La casa hispanorromana es escenario de la vida cotidiana de la familia propietaria
y símbolo social que refleja la riqueza de su dueño. Cinco vitrinas
recrean sus principales espacios funcionales. El atrio es un pequeño patio
abierto que ordena el acceso a todas las dependencias. El tablinium es el espacio
de trabajo del propietario. El comedor, triclinium, es una de las habitaciones
principales de la casa, donde se reúne la familia, sola o con invitados,
para comer y cenar. El peristilo, un patio con jardín rodeado por un pórtico
de columnas, es un recinto de descanso, donde disfrutar de la belleza de una
naturaleza domesticada. Allí se sitúa el larario, una pequeña capilla donde
reciben culto los dioses Lares, protectores de la familia. Los dormitorios son
habitaciones de tamaños variables y mobiliario reducido, donde los miembros
de la familia descansan y donde se guardan los objetos más íntimos y
cotidianos. La cocina es una pequeña dependencia presidida por el hogar,
con estantes para recipientes y utensilios para preparar, servir y almacenar
alimentos.
LA NECRÓPOLIS
En las necrópolis hispanorromanas conviven diferentes rituales de enterramiento
y se levantan tipos muy diversos de monumentos, individuales, familiares
o colectivos. Una recreación de un columbario, una pequeña
construcción con hileras superpuestas de hornacinas, acoge las urnas cinerarias
y placas con inscripciones dedicatorias para aquellos que optaron por
el rito de la cremación. Quienes eligen la inhumación dispondrán de una gran
variedad de monumentos para guardar sus restos, desde un ataúd de plomo
a un lujoso sarcófago de mármol. Aras y estelas señalan la tumba y recogen
en su inscripción la dedicación a los dioses Manes, el nombre y edad del difunto,
el elogio de su personalidad, y el deseo de que la tierra le sea leve. Y el
ajuar le acompañará en la tumba y en la otra vida.
EL CAMPO
Cada ciudad está dotada de un territorio propio para su abastecimiento. Tierras
de labor y pastos, villas, aldeas, cabañas, almacenes, molinos y establos
configuran el paisaje del campo en Hispania. En esta sala se exponen mosaicos
y objetos procedentes de villas hispanorromanas. Los mosaicos decoraban
las estancias del sector residencial, la pars urbana, reflejo de la riqueza
del propietario. El dolium y los molinos evocan la pars fructuaria, almacenes
y dependencias de trabajo, y la pars rustica, las tierras de labor que componían












