FUENTE DE LA SALUD, PAJARILLOS
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| AUTOR: JESÚS ANTA, ( LA MIRADA CRÍTICA) |
Reza en una placa, que durante tres días de julio de 1762 varios batallones franceses vivaquearon en las cuestas de San Isidro, junto a las aguas que alimentan la fuente de la Salud. No obstante, muchas más veces acampó la francesada en estas laderas. Este enclave, en el paseo Juan Carlos I, detrás del antiguo mercado central, reconvertido en centro multiusos, es, después de muchas vicisitudes, un interesante parque alejado del ajetreo y el bullicio de la ciudad.
Debe saber el paseante que la fuente que da nombre al parque ha gozado siempre de buena fama y del aprecio de los vecinos. Sus caños y conducciones han contado con la atención del municipio, que ha invertido gastos y personal para cuidarla con dignidad y mantener su noble apariencia; hubo, incluso, guarda para vigilarla. Su traza actual no se aleja demasiado de la que ha tenido durante muchos siglos, coronado el muro del que asoman los caños, con los reiterados bolos herrerianos, aunque ninguno de ellos se conserve encaramado en su sitio.
Ha sido testigo de como las antiguas fincas de los ingleses, a sus pies, se han transformado, a gran velocidad en un barrio, el de Pajarillos, abigarrado de bloques de viviendas que albergan a los obreros que los años cincuenta del siglo pasado llegaron con la llamada del desarrollo industrial de la ciudad.